CREERÉ: Capítulo 5: A dos pasos del infierno, por Ángeles Sánchez



Corro a los brazos de David, pero de pronto algo hace que todo mí cuerpo se convulsione y caigo al suelo de rodillas.
Ha sido un segundo, pero lo he visto... después me he mareado y he caído. Respirando entrecortadamente y agarrándome el pecho, levanto la mirada y no, no me lo he imaginado.
Mario me observa tan solo un peldaño por encima de David, ambos vienen en mi ayuda pero rechazo cualquier contacto con ellos. Las lágrimas brotan por mi cara ya que no sé si estoy loca o si éste está siendo el sueño más real de toda mi vida.
Ambos parecen no entender el por qué de mí reacción y se miran de reojo sin saber muy bien que hacer o decir.

- ¿Estoy soñando? - Sollozo mientras David me incorpora y agarra por los hombros.
- No, no lo estás.

Escuché el disparo, le vi caer y vi la herida en su pecho ¿La vi, verdad? ¿O supuse que había sido un disparo mortal y que si no la caída desde la trampilla le habría rematado? No consigo recordar muy bien nada de aquella noche. Mientras alguien me guía hacia un lugar para sentarme intento poner en orden las piezas del puzzle.
Mario corría hacia la trampilla para bajar a los túneles, le dejé espacio para bajar, pero entonces escuché un disparo y voces, después alguien lo lanzo desde arriba y él cayó a mis píes. ¿Y después? Después hay un borrón porque todo lo que recuerdo es estar frente a Jara con una pistola en mis manos y disparar. Mario pudo haber sobrevivido. ¿Estaba su cuerpo ahí cuando volví atrás? No me acuerdo, no me acuerdo, no me acuerdo...

- Yo, yo... - No sé que decir, así que vuelvo a cerrar la boca. Frustrada. Así es como me siento.

¿Cómo pude ser tan idiota de darle por muerto sin comprobarlo? Aun que bueno, siempre queda la opción de que realmente esté soñando.

- Hay muchas cosas que tenemos que contarnos. - David habla más para si mismo que para mí.
- Sí, supongo.

Sigo dándole vueltas a la misteriosa resurrección de Mario. Hasta que por fin comprendo. ¿Qué más da? Está vivo ¿No? Comienzo a reírme a carcajadas lo que provoca que todos, incluido Noir, se echen también a reír.

- Empieza – digo al cabo de unos segundos.
- Bueno, es obvio que no vamos a decirnos cuánto nos hemos echado de menos y tampoco vamos ha hablar de lo muy poco que te has preocupado por mi durante este tiempo ¿Verdad?
- Eh...



Tendría que decirle que sí, que le he echado de menos, pero lo cierto es que no he tenido mucho tiempo. Ni si quiera me acuerdo de cuándo fue la última vez que hablé con él, si fue antes o después de que Javi me rescatase. Javi. Ahora que tengo delante a Mario, el cual aun no ha dicho palabra, se me ocurre la posibilidad de que... ¿Sabría Javi que Mario estaba vivo? Le mataré si lo sabía.

- Empieza – vuelvo a exigir.
- Creo que hay una parte que debería contarte el propio Mario ¿No crees? - David hace un gesto a Mario para que éste empiece.
- Bueno, no hay mucho que yo tenga que decir, cuando me encontraste en los túneles conseguí verte por unos segundos, después una bala me alcanzó por detrás y perdí el conocimiento, me desperté aquí y aquí he estado desde entonces.


Cuando habla me doy cuenta de lo elegantes que visten ambos, llevan trajes de chaqueta, corbatas y parece que están hechos para ellos. Vuelvo a acordarme de Javi, de sus trajes de uniforme asesino. Sé que debería estar feliz, por ver de nuevo a David o por encontrarme con la noticia de que Mario está vivo. Pero no puedo dejar de pensar en Javi. Espero que le vaya bien en el gobierno, que no le descubran... no podré soportarlo.

- No pareces muy contenta. - Me dice Noir con una medio sonrisa.
- Es que no lo estoy.
- ¿Preferirías que estuviese muerto? - Pregunta Mario, y es la primera vez que reacciona de una forma más o menos emocional.
- No, pero preferiría haberme enterado hace unos cuantos años.
- Si no hubieras salido corriendo sin cerciorarte de si estaba vivo o no, quizá lo hubieras sabido la primera - me reprocha.
- ¡Oh sí!  Acababa de matar al líder revolucionario de todo el mundo y los malditos perros estaban acudiendo al lugar ¿Qué tal esperar a ver si mi amigo, el cual ha recibido un disparo, ha caído desde al menos diez metros y está totalmente inconsciente ha sobrevivido?
- No te hubiera llevado más de unos segundos. Pero no te molestes en darme explicaciones, me quisiste muerto desde el primer momento en que me viste con los perros.
- ¿Perdona? - le grito y no doy crédito a sus palabras.
- Me disparaste.
- Tú me acababas de disparar a mí. La bala rozó mi cabeza por si no te diste cuenta.
- ¡Pues claro que me di cuenta! Podría haberte matado, eras un blanco fácil... y escogí fallar.
- Ya... claro.
- Chicos, chicos... esto no está funcionando. Tú – me señala a mí – no estás aquí para discutir ni entender las razones de nadie – y tú – señala a Mario – sólo lo estás empeorando. Quizá deberíais dejarnos solos.

Mario y Noir obedecen sin decir palabra. Salen al gran recibidor y veo como suben las escaleras cuchicheando.
David tiene el ceño fruncido, como si intentase comprender en vano el motivo de nuestra discusión, la verdad es que no me apetece hablar con él. Ha sido el capo de todo el movimiento interno que está surgiendo y me ha mantenido en la inopia. Y Javi, él sí que sabía quien era D... ¡Pues claro!

- ¿No pretenderías que te contáramos nada teniendo en cuenta tu estado mental, verdad? - dice, como si hubiera leído mi mente.
- No lo sé, yo... yo sólo no sé que pensar.
- Lo que está pasando es demasiado grande para ti, debes saberlo. Has sufrido mucho, ahora es momento de que todo vuelva a la normalidad para ti, deja que los demás nos encarguemos y agradece que no te veas envuelta de nuevo. Aquí estarás a salvo, pero evita el jardín, nunca se sabe si pueden estar vigilando.
- ¿Me pides que me quede de brazos cruzados mientras ni tan si quiera sé si Javi está bien? - Le espeto casi cruzando.
- No, te pido que te quedes quieta, que sobrevivas. Es lo que todos queremos. Incluido Javi. - me dice con expresión cansada. - Mira, sé que no es fácil. Sabía que fliparías un poco al principio, pero sé que si te esfuerzas te mantendrás a salvo. - Por mí, por Javi y por... Mario.
- Supongo que de todos modos no tengo ninguna opción ¿verdad? - le inquiero.
- No, te retendría con grilletes sin dudarlo en el momento en el que intentases hacer cualquier tontería.
- ¿Podré estar informada al menos? - pregunto, si voy a ser una maldita prisionera por lo menos quiero saber lo que ocurre fuera – De todo.
- No creo que eso nos suponga ningún problema, supongo.

Continuamos hablando durante horas mientras me cuenta que el mundo ha cambiado bastante. Algunas super potencias mundiales como Japón y los Estados Unidos colapsaron casi el doble de rápido que los países pequeños. Las revoluciones fueron más fuertes, los supervivientes estaban más unidos y eso hizo que durante casi todo el tiempo que duró el apagón reinara el caos absoluto. Alemania e Italia también sucumbieron a un régimen dictatorial como el nuestro. El resto de zonas Europeas y Asiáticas  fueron más o menos absorbidas por ellas. La población Rusa no aguantó ni un mes al apagón, el frío y las malas condiciones hicieron que todo el mundo huyese o muriese. Ahí no quedo nada aparte de un basto terreno helado. El hemisferio sur por su parte apenas sufrió cambios, Latino América continuó más o menos como estaba. Australia, parece que fue el lugar más cívico y el que mejor reaccionó al fallo. Nada se sabe de los países Africanos, aun que se cree que como la mayoría prescindían desde antes de la electricidad ni si quiera notaron el cambio.
Eso nos deja con un mundo dividido en ocho imperios, como David los llama: Japon, EE.UU, Alemania, Italia, España, Sudamérica, Australia y África.
Además de todo ello me cuenta cómo consiguió él sólo encontrar la fórmula para volver a tener electricidad. Me dice que eso le proporcionó un genial y respetado puesto en todas las sociedades.

- El Edison del siglo XXI – digo.
- No es tan complicado, de hecho es tan simple que no entiendo cómo nadie lo intentó antes, sólo se trataba de reajustar la graduación de los polos magnéticos, los cuales también se vieron afectados por la tormenta, y esperar a que toda la magnetósfera se reajustase por si misma. - Le miro con cara de póquer.
- No has entendido nada, ¿Verdad?
- Ni una simple palabra.

Al cabo de un rato mi cabeza empieza a saturarse con tanta información y lo único que me queda claro es que nadie a parte de él sabe la fórmula exacta  y eso me parece genial. Aunque él cree que no tardarán en adivinarla por su propia cuenta.
Mientras me habla sobre países, electricidad, sobre enfermedades derivadas de la alta radiación y magnetismo y demás tecnicismos yo no puedo dejar de pensar en Javi, lo imagino camino del Gran Núcleo, caminando por las mismas vías de tren por las que yo pasé. Solo. Y se me encoje el corazón.
Finalmente decido interrumpir el monólogo de David acerca de como él y su grupo han pasado desapercibidos durante todos estos años y le pregunto lo que hace rato que quiero saber.

- ¿Crees que Mario lo conseguirá?
- Vaya, debes de quererle mucho. No sabía que sintieras algo tan fuerte por él. - responde dubitativo.
- Yo tampoco lo sabía... bueno no, no lo sé. Lo que sea. No quiero que le pase nada. Si le pasa algo, yo... yo me volveré loca del todo - Durante unos instantes eternos veo como una idea se forma en la mente de David, lo veo en su cara.
- ¿Sabes qué...? - Espero, porque no sé si quiere que responda, si es una pausa dramática para dar emoción al momento o que ni él tiene claro lo que quiere decir...
- Tienes razón.
- ¿Yo? Si no he dicho nada.
- Voy a mandar a Noir en busca de Javi.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Creíamos que la mejor forma de mantenerte a salvo era convencer a todo el mundo de que eras inocente, pero ahora mismo con un nuevo apagón puede que no importe tanto a corto plazo. - parece considerar lo que está diciendo – creo... creo que la mejor forma de mantenerte a salvo es tenerle aquí contigo. ¡Dios sabe que serías capaz de escapar de aquí sólo para asegurarte de que él está bien!
- Lo haría, de hecho, no se me había ocurrido pero...  - lo medito y sí, es cierto, no hubiera aguantado aquí dentro ni veinticuatro horas- ...pero creo que lo hubiera hecho.
- Mi pequeña e idiota hermana – veo un resquicio de cariño y amor en su sonrisa torcida. Puede que no hayamos hablado mucho últimamente, que me haya estado mintiendo, pero sin lugar a dudas, me quiere.
- Entonces... lo traerás aquí ¿Conmigo?
- Sí.

Entonces me levanto y lo abrazo tan fuerte como puedo. Él nunca a sido una persona cariñosa, ni sentimental y siempre le ha incomodado el contacto físico, exactamente igual que a mí. Pero en ese momento dejo escapar un resquicio de todo lo que le quiero a través de la armadura que se ha ido formando en mi e intento que mi abrazo le transmita todo lo que siento por él. Ni yo misma me acordaba de lo muy grande que es ese amor. Y me siento mal, me siento fatal porque durante todo este tiempo él ha estado velando por mí en la sombra. Me prometo que no volveré a despreocuparme tanto por la gente que me quiere.
Cuando el abrazo está dejando de ser sentimental y pasa a ser algo tenso y demasiado largo David se zafa y me dice que espere un momento. Sube las escaleras por las que Noir y Mario han desaparecido y al cabo de unos minutos bajan los tres con cara de pocos amigos. Noir sale de la gran casa sin decir palabra, David se disculpa y dice que debe retirarse para poder avanzar en su estudio de la nueva fórmula y eso nos deja a Mario y a mi totalmente a solas.
Ambos desviamos la mirada y yo me quedo abochornada mirando el nudo de su corbata.

- Al final siempre consigues lo que quieres, ¿eh? - dice al fin.
- ¿Qué?
- Javi... - parece estar tan incomodo con la conversación como yo – debes de quererle mucho.
- Eso dice todo el mundo – consigo decir mientras sigo evitando su cara.
- Antes he sido un poco... brusco. Lo siento. Pensé que te alegrarías más de verme.
- Y me alegro, me alegro que estés vivo... - reúno todo el valor que puedo y le miro a los ojos – jamás quise verte muerto, cuando te disparé lo hice por que pensé que eras tú quien quería matarme. Pero en cuanto Kiko, o sea, Jara... da igual, en cuanto él nos dijo que te había mandado a esa misión suicida salí corriendo detrás tuya justo para... para ver, o para creer ver que habías muerto. Fui una idiota al no comprobar que lo estabas, pero en ese momento lo único que paso por mi mente fue el vengarte. Quería matar al hijo de perra que te había hecho eso, y lo hice. Después lo más sensato que pude hacer fue huir, recluirme en unas cuevas apestosas y esperar a que las malditas pesadillas en las que cada noche volvía a verte morir terminasen.

Mario parece escuchar cada palabra y procesarla con detenimiento. Por un segundo creo que va a gritarme otra vez y me preparo para la reprimenda, pero en lugar de ello viene hasta mí, me abraza y me roba un beso. Un beso que por más que desease durante muchísimo tiempo no me sabe a nada. Un beso que no puedo devolverle. Entonces lo entiendo. Sí que quiero a  Javi. Mario nota mi desapego y retrocede unos pasos.

- Lo siento, yo solo... no recuerdo un momento en mi vida que no te haya tenido delante sin desear besarte. - me dice con la mirada perdida en algún punto detrás de mí.
- Yo tampoco, pero... las cosas han cambiado mucho. Aún tengo que asimilar que estás vivo y...
- Y Javi... lo sé.

Vuelvo a avergonzarme y a no saber que decir o hacer. Pero lo cierto es que una parte de mí se rompe en mil pedazos al ver su sufrimiento.

- Eh... Somos amigos, conseguiremos arreglar esto. No sé cómo, pero saldrá bien.
- Eso espero. - Entonces recuerdo que Javi y Mario también eran amigos y me viene a la mente otra de mis dudas...
- Mario... eh,... umm, ¿Sabía Javi que... que estabas vivo?
- No. Aparte de Javi y Noir no lo sabe nadie. Por cierto, hablando de ello, Ana y Rafa estarán aquí por la mañana. David mandó a Noir a por Javi y a un par de chicos a por ellos. Pensé que querrías saberlo.

Bueno, si el no tener electricidad implica que todos estemos escondidos juntos y que Mario esté de vuelta, podré vivir con ello.

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