MIS AMIGOS LOS LIBROS: La ladrona de libros, de Markus Zusak, por Ancrugon


Cuando Liesel robó su primer libro el día en que enterraron a su hermano, podría haber intuido, por el título:  Manual The Grave Digger, lo que iban a depararle los próximos años, pues aquel pequeño tomo era un tratado sobre la forma correcta de enterrar a los muertos, y viviendo en la Alemania tenebrosa y sombría de la locura hitleriana, ¿qué otro futuro se podía esperar?... Pero Liesel era una niña que, a pesar del hambre, la pobreza, el miedo, el odio, la hipocresía, la maldad, la incomprensión y la estupidez que le rodeaban, poseía el don de la inocencia y la dulzura de su ternura y la luz de la inteligencia y su amor por las palabras… y por las personas. Ella y Rudy y Max y Hans y Rosa e Ilsa y… eran de ese tipo de flores que con frecuencia nacen y crecen en los vertederos de basura y entonces nuestra vieja Europa lo parecía… no, más bien lo era, sin lugar a dudas…

Y para contar una historia así, ¿quién sería el mejor narrador?... ¿qué personaje podría estar tan cerca de tanta miseria sin que le afectase?... ¿qué ser lograría penetrar tranquilamente en los más recónditos pensamientos, sentimientos, miedos e, incluso, esperanzas de aquellos seres humanos que sufrían los delirios de unos personajes de pesadilla?... Lógicamente sólo puede existir uno que esté capacitado para realizar tal tarea sin ser visto mientras desempeña su trabajo: me refiero a la Dama Oscura que incluso es capaz de sentir más compasión por los humanos que sus propios convecinos… la Muerte.



Molching, la ciudad cercana a Munich donde se desarrolla la mayor parte de la novela, es ficticia, pero da lo mismo, pues podría haber servido cualquier otra de las que fueron arrasadas por los bombarderos aliados durante el final de una guerra tan grande como estúpida e innecesaria, y la historia que la Muerte nos va desarrollando abarca el periodo que va desde 1939 a 1943, cuatro años en los que la razón anduvo despistada y el caos reinó a su antojo. Todo comienza con la llegada de Liesel Meminger al hogar de los Hubermann, Hans y Rosa, el 33 de Himmelstreet (la Calle del Cielo), paradójico nombre para lo que llegaría a ser un infierno… Allí fue llevada por su madre, de la que jamás volvería a saber, en un viaje en tren sobre la nieve invernal durante el cual muere su hermano y roba su primer libro, un libro que Liesel no puede leer ya que nadie le ha enseñado a hacerlo, por lo que es objeto de burla en el colegio. Liesel se da cuenta entonces de lo importante que son las palabras y lo débil e indefensa que se sentía sin ellas. Su nuevo padre, Hans Hubermann, pintor de paredes y acordeonista del crepúsculo, le enseña a leer en unas clases de medianoche, tras las pesadillas cotidianas, en el sótano de la casa y la niña aprende a sentir el afecto y el calor del amor desinteresado. Por entonces también conoce a Rudy Steiner, el que sería su mejor amigo, el niño de pies veloces y espíritu de color, quien quería ser como Jesse Owens sin importarle que fuera negro, y quien sólo quería un beso de Liesel, un premio que no parecía llegar nunca.

Durante un tiempo Himmel Street resultó un lugar feliz para Liesel. Ella ayudaba a Rosa recogiendo la ropa de las diferentes casas de los ricos de Molching para lavarla y sobre todo una le llamaba la atención, la del alcalde y su esposa, Ilsa Hermann.



Pero la presencia del Partido Nazi se volvía cada vez más evidente y opresiva, y no sólo por la destrucción de las tiendas judías y las estrellas amarillas que ya habían sido pintadas en las puertas y ventanas de sus viviendas, sino también porque todos los niños estaban obligados a unirse a las Juventudes Hitlerianas, una forma como otra cualquiera de convencerles de lo orgullosos que debían estar de ser esclavos.... Pero esto daría a Liesel la ocasión de robar su segundo libro, pues en la celebración del cumpleaños del Führer, el pueblo de Molching se reunió con la excusa de una fogata en la que quemar propaganda enemiga, incluyendo libros, como no, siempre el miedo a la cultura… y ella vio uno que sobrevivió al fuego y lo escondió debajo de la camiseta sintiendo que la piel le ardía.

Liesel va comprendiendo, poco a poco que Hitler era el responsable de la muerte de su hermano y la ausencia de su madre y ella lo odiaba por ello, un odio que iría creciendo con el tiempo. Ilsa Hermann, la mujer del alcalde, vio a Liesel coger el libro de la hoguera y decidió, no sólo guardar el secreto, sino también compartir su propio amor por los libros con Liesel invitándola a su biblioteca. Aquello era lo más hermoso que Liesel jamás había visto: estanterías y estanterías repletas de palabras…



Pero la cosa se complicó cuando una noche Max Vandenburg, un joven boxeador judío, les llegó a casa pidiendo ayuda y los Hubermann se la concedieron ya que el padre de Max salvó la vida de Hans durante la Primera Guerra Mundial y fue quien le enseño a tocar el acordeón… y Hans era un hombre agradecido y fiel a la amistad. Así que ocultaron a Max en el sótano arriesgando sus propias vidas… ¿Qué otra cosa podían hacer?... Liesel se dio cuenta que ella y Max tenían muchas cosas en común: ambos sufrían pesadillas, los dos peleaban con sus propios puños, ambos odiaban a Hitler, los dos habían perdido a sus respectivas familias, ambos se compenetraban con las ideas sobre la vida de Hans y los dos entendían el poder de las palabras…

Pero mejor lo dejamos en este punto y descubrís por vosotros mismos la continuación de esta apasionante historia en la que descubriréis como, a pesar de las dificultades de los peores momentos, el ser humano de buen corazón puede florecer y regalar a sus semejantes la luz y la alegría necesarias para seguir viviendo…



En La ladrona de libros tenemos otra perspectiva de la Segunda Guerra Mundial contraria, por ejemplo, a la ofrecida en El niño del pijama de rayas, donde los alemanes presentados eran de la élite dominante y vivían ajenos a los horrores de la guerra y haciendo caso omiso, o participando de los acontecimientos dramáticos y crueles que ocurrían a su alrededor. En cambio, en La ladrona de libros la visión de aquel periodo de la historia es vivo y palpable, cruel y duro, como corresponde a los sufrimientos de un pueblo oprimido que busca como y donde puede un rayo de esperanza, en el caso de Liesel, en la lectura.



Markus Zusak es un escritor de literatura juvenil conocido mundialmente por sus dos grandes éxitos; El Mensajero y La ladrona de libros. Nacido en Sydney, Australia, en 1975, es hijo de madre alemana y padre austriaco quienes emigraron a Australia en 1950, siendo el más joven de cuatro hermanos. Es autor de seis libros: The Underdog, publicado en 1999, donde se narran los problemas de un chaval de quince años y sus relaciones en un mundo bastante inhóspito. Fighting Ruben Wolfe (2000). Cuando los perros lloran (2001), otra historia de ficción juvenil. Y los dos nombrados anteriormente, El Mensajero (2002) y La ladrona de libros (2005). Su última novela ha sido Puente de arcilla, editada en 2011.



La ladrona de libros ha sido llevada al cine de la mano del director Brian Percival, con un guión de Michael Petroni basado en la novela de Markus Zusak y música de John Williams, con la actriz Sophie Nélisse en el papel de Liesel. Una película que llega con facilidad al corazón de las personas sensibles, pero que, sin embargo, no se recrea innecesariamente en los momentos siniestros y tortuosos de la Alemania Nazi, huyendo acertadamente del fácil e insustancial sentimentalismo, estando, por el contrario, al nivel preciso de la excelente novela de Zusak.




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